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Feria de Abril 2025: Una fiesta única en Sevilla

La primavera en Sevilla tiene nombre propio: Feria de Abril. Cuando la ciudad apenas se ha recuperado de la solemnidad y emoción de la Semana Santa, da paso a una explosión de vida, música y color que no tiene comparación. Durante una semana, la capital andaluza se transforma en un universo paralelo donde los relojes parecen detenerse, las calles se llenan de farolillos de colores, los trajes de flamenca invaden el paisaje urbano y el aroma a albero, jamón y manzanilla marca cada paso. Del 6 al 11 de mayo de 2025, el Real de la Feria abrirá sus puertas para acoger una de las festividades más espectaculares y queridas de España. Esta cita anual no es solo una fiesta local, sino un fenómeno cultural y social que atrae a miles de visitantes nacionales e internacionales que desean sumergirse en el alma festiva de Andalucía. Ya sea que viajes en pareja, con amigos o en familia, la Feria de Abril ofrece planes para todos los gustos: desde un paseo en coche de caballos al atardecer hasta noches interminables de sevillanas, tapas y risas bajo la luz de las bombillas. Y es que la feria no solo se ve o se escucha: se vive con los cinco sentidos. Quienes la visitan por primera vez quedan fascinados por la energía contagiosa que se respira en cada rincón del recinto. Los que repiten lo hacen movidos por una nostalgia que solo despierta lo auténtico. Porque más que una fiesta, la Feria de Abril es una experiencia inmersiva en la cultura andaluza, una postal viva que cobra forma en cada caseta, en cada traje bordado, en cada brindis compartido al ritmo de una sevillana bien bailada. La Feria de Abril 2025 te espera con las puertas abiertas y una invitación que no se puede rechazar: disfrutar de la vida como solo los sevillanos saben hacerlo.

Un poco de historia

La Feria de Abril de Sevilla tiene un origen curioso que, con el paso del tiempo, se ha transformado en una de las expresiones culturales y festivas más representativas de España. Nació en 1847 como una feria ganadera, propuesta por dos concejales del Ayuntamiento de Sevilla: el vasco José María Ybarra y el catalán Narciso Bonaplata. Ambos, conscientes del potencial económico y social de una feria agrícola y comercial, impulsaron su creación con el respaldo de la reina Isabel II. La cita fue un éxito desde su primera edición, celebrada en el Prado de San Sebastián, con solo 19 casetas y un marcado carácter mercantil. Sin embargo, la tradición de organizar ferias en Sevilla se remonta mucho más atrás, concretamente a 1254, cuando el rey Alfonso X "El Sabio" concedió a la ciudad el privilegio de celebrar dos ferias anuales. Estas reuniones, de carácter comercial y agrícola, sirvieron durante siglos como punto de encuentro entre campesinos, ganaderos y comerciantes.

Lo que distingue a la Feria de Abril moderna es su evolución desde un mercado de ganado a una fiesta popular de enorme calado social y cultural. A finales del siglo XIX, el componente lúdico empezó a superar al comercial: los sevillanos, conocidos por su espíritu alegre y hospitalario, convirtieron la feria en un escenario para el encuentro, la música, el baile y la convivencia. Surgieron más casetas privadas, se incorporaron elementos como los trajes de flamenca, los paseos de caballos y los farolillos, y la feria comenzó a definirse como el espectáculo visual y sonoro que conocemos hoy. A lo largo de los años, la feria ha cambiado de ubicación desde el Prado de San Sebastián hasta su actual emplazamiento en el Real de Los Remedios, desde 1973, pero ha conservado intacto su espíritu tradicional. Hoy en día, cuenta con más de 1.000 casetas, calles que llevan nombres de toreros, y miles de luces que dan vida a un recinto que se construye para desaparecer, pero que permanece grabado en la memoria de quienes lo visitan. La Feria de Abril no solo representa el folclore andaluz, sino también la identidad colectiva de una ciudad que sabe celebrar la vida, y que cada año abre sus puertas y sus casetas a todo aquel que quiera compartir su alegría.

El Real de la Feria y sus casetas

El recinto ferial de la Feria de Abril, conocido popularmente como El Real, se extiende sobre más de un millón de metros cuadrados en el barrio de Los Remedios. Durante seis días, este espacio se transforma en una auténtica ciudad efímera levantada desde cero, con una infraestructura sorprendente que incluye calles, iluminación, servicios, seguridad y transporte. Las calles, perfectamente trazadas, llevan nombres de toreros legendarios, en homenaje a la tradición taurina que también forma parte del alma de la feria. El corazón palpitante de El Real son, sin duda, las casetas. Estas estructuras temporales, ricamente decoradas con farolillos, cortinas a rayas, mantones y flores, se convierten en pequeños mundos donde se mezcla la gastronomía, la música y la convivencia. En ellas se canta, se baila sevillanas, se brinda con rebujito y se degustan platos típicos como el pescaíto frito, la tortilla de patatas o el jamón ibérico. Aunque la mayoría de las más de 1.000 casetas son de carácter privado, pertenecientes a familias, asociaciones o empresas, lo que significa que el acceso está reservado a sus socios y acompañantes, también existen 17 casetas de acceso libre. Estas casetas públicas, gestionadas por el Ayuntamiento, distritos municipales, partidos políticos o sindicatos, están abiertas a todos los visitantes, permitiendo que quienes llegan desde fuera de Sevilla también puedan sumergirse en el ambiente de la feria sin necesidad de invitación.

Entre las más populares y accesibles destacan:

  • Distrito Triana-Los Remedios: situada en la calle Pascual Márquez, 153-157, esta caseta representa dos de los barrios más emblemáticos de la ciudad.
  • Distrito Casco Antiguo: ubicada en la calle Antonio Bienvenida, 97-101, acoge a vecinos y visitantes en un entorno con sabor tradicional.
  • Caseta del Turista: en la calle Pascual Márquez, 225-229, especialmente pensada para quienes visitan Sevilla desde otros puntos de España o del extranjero. Es una excelente opción para conocer la feria de primera mano, aunque suele requerir reserva previa debido a la alta demanda.

Estas casetas públicas suelen ofrecer actuaciones en directo, comidas típicas y espacios para bailar sevillanas, convirtiéndose en una excelente puerta de entrada a esta experiencia única, incluso para quienes acuden por primera vez.

Momentos clave: Del "Alumbrao" al Pescaíto

La Feria de Abril 2025 arranca de forma oficial el lunes 6 de mayo de 2025 con uno de los momentos más emblemáticos y emocionantes de toda la celebración: el Alumbrao. Esta ceremonia marca el inicio de la feria con el encendido de miles de bombillas que iluminan la imponente portada principal, una estructura monumental de diseño diferente cada año que rinde homenaje a algún edificio, símbolo o efeméride importante de la ciudad. El Alumbrao tiene lugar a las 00:00 horas del lunes al martes, aunque desde horas antes El Real ya está lleno de expectación. Cuando se pulsa el botón y se encienden las luces, un murmullo de asombro recorre a sevillanos y visitantes, que contemplan cómo la feria cobra vida de manera oficial. Solo la portada suele contar con más de 20.000 bombillas, a las que se suman las más de 200.000 luces que adornan las calles del recinto, generando una atmósfera mágica.

Esa misma noche tiene lugar otro ritual profundamente arraigado en la tradición sevillana: la Cena del Pescaíto. Aunque no es un acto institucional ni público, sí es una costumbre que comparten prácticamente todas las casetas. Se trata de una cena de carácter festivo y familiar en la que los socios y amigos se reúnen para dar la bienvenida a la feria degustando pescado frito variado como chocos, cazón en adobo, acedías o boquerones acompañado de jamón ibérico, queso, tortilla española, y por supuesto, manzanilla o fino. Es una velada llena de alegría, risas y reencuentros, que suele alargarse hasta bien entrada la madrugada. La cena del pescaíto no solo marca el comienzo gastronómico de la feria, sino que también es un símbolo del espíritu de comunidad y hospitalidad que define la celebración. Para muchos sevillanos, esta noche es tan especial como cualquiera de los días grandes, ya que representa el inicio emocional y simbólico de una semana en la que Sevilla se transforma en un espacio de convivencia, tradición y disfrute compartido.

Vestirse para la ocasión: El traje de Flamenca

El traje de flamenca, también conocido como traje de gitana, es mucho más que una prenda típica: es un símbolo de identidad andaluza y una de las señas de distinción más reconocibles de la Feria de Abril. Su origen se encuentra en la vestimenta que llevaban las campesinas y vendedoras ambulantes andaluzas en el siglo XIX, quienes acudían a las ferias ganaderas ataviadas con vestidos humildes, de volantes y con delantales. Lo que en su día fue ropa de faena terminó convirtiéndose en moda cuando las mujeres de clases más altas comenzaron a imitar el estilo, atraídas por su gracia y colorido. El gran impulso definitivo del traje de flamenca llegó con la Exposición Iberoamericana de 1929, celebrada en Sevilla. Fue entonces cuando esta indumentaria adquirió su estatus como vestido oficial de la feria y como símbolo de la feminidad andaluza. Desde entonces, ha sido reinterpretado cada año por diseñadores y artesanos, que lo transforman siguiendo las tendencias de la moda, sin perder su esencia tradicional. Así, en cada edición de la Feria de Abril, se convierte en un verdadero desfile de creatividad y elegancia.

El traje de flamenca destaca por sus volantes en mangas y falda, su silueta ajustada hasta las rodillas (donde se abre en vuelo), y una amplia paleta de colores y estampados que van desde los clásicos lunares hasta diseños florales o lisos. Se confecciona en tejidos que combinan comodidad y movimiento, como el popelín o la batista. Pero el conjunto no estaría completo sin sus complementos imprescindibles. Cada traje se acompaña de un mantón de Manila bordado que se lleva sobre los hombros, una flor (o incluso un ramillete) colocada en lo alto de la cabeza, una peina o peinecillo, grandes zarcillos o pendientes de aro, y los tradicionales zapatos de medio tacón, diseñados para bailar sevillanas con estilo y firmeza. El peinado más habitual es el moño bajo, que aporta elegancia y funcionalidad. Vestirse de flamenca no es solo ponerse un traje bonito: es una forma de expresión, un acto de conexión con las raíces y una declaración de alegría y orgullo. Durante la Feria de Abril, las calles del Real se llenan de color y movimiento gracias a estas mujeres que, con cada paso, celebran una tradición que sigue viva y en constante evolución.

Música y baile: Las sevillanas

Si hay un sonido que domina la Feria de Abril, es sin duda el de las sevillanas. Este género musical y de baile es la banda sonora emocional del Real, una melodía omnipresente que marca el compás de cada jornada festiva. Su origen se remonta a las antiguas seguidillas castellanas, que durante siglos fueron adoptadas y transformadas por el sentir popular andaluz hasta dar lugar a una forma artística propia, vibrante y profundamente ligada a la identidad sevillana. Las sevillanas se caracterizan por su estructura en cuatro partes (cuatro coplas o "pases") que se bailan en pareja aunque también pueden interpretarse en grupo. Cada parte tiene pasos y movimientos diferentes, que van desde el marcaje inicial hasta los giros, pasadas y cruces que culminan con un cierre elegante. El resultado es un baile que combina gracia, coquetería, emoción y técnica, lleno de miradas, silencios y complicidad entre quienes lo interpretan.

Musicalmente, las sevillanas destacan por su ritmo alegre, repetitivo y pegadizo, lo que las hace muy accesibles y fáciles de interiorizar incluso para quienes no tienen formación en danza. Las letras suelen ser costumbristas, románticas, humorísticas o nostálgicas, y abordan temas del día a día andaluz: el amor, el campo, las tradiciones, el orgullo local o las estampas de la feria y el Rocío. Durante la Feria de Abril, suenan en cada rincón: en las casetas, en los altavoces del recinto, en las calles, en los tablaos improvisados o en las academias de baile. Para muchos, aprender a bailar sevillanas es un auténtico rito de iniciación, una forma de integrarse en la fiesta, de participar en la cultura local y de dejarse llevar por el duende. Incluso quienes vienen de fuera descubren que no se necesita perfección, sino ganas de disfrutar y compartir. Además, el auge de las escuelas de baile ha hecho que, cada año, miles de personas de todas las edades se preparen con entusiasmo para mostrar sus sevillanas en la feria. Para los sevillanos, bailarlas no es solo tradición: es una expresión de su forma de ser, de vivir y de sentir.

La Calle del Infierno: Diversión para todos

Junto al Real de la Feria, se despliega un universo paralelo de luces, sonidos y emociones: la Calle del Infierno. Este es, sin duda, el rincón más bullicioso, dinámico y alegre de toda la feria, donde el espíritu festivo se mezcla con la adrenalina y la diversión sin límites. Su nombre, aunque curioso, hace referencia al constante estruendo de la música, los motores y los gritos de emoción, que durante días convierten esta zona en una auténtica montaña rusa sensorial. Con una extensión que supera los 100.000 metros cuadrados, la Calle del Infierno alberga más de 400 atracciones de todo tipo, lo que la convierte en uno de los recintos de ocio temporal más grandes de Europa. Desde norias gigantes que ofrecen vistas espectaculares del recinto ferial hasta montañas rusas, coches de choque, simuladores virtuales, trenes de la bruja, tiovivos clásicos y espectáculos de circo, la oferta es tan variada como las edades y gustos de quienes la visitan. No faltan tampoco las tradicionales tómbolas y casetas de feria, donde probar suerte con peluches, lotes ibéricos o gadgets de moda, ni los populares puestos de comida ambulante, que llenan el aire de aromas a churros, algodón de azúcar, gofres, buñuelos, patatas fritas y hamburguesas gigantes. Es, sin duda, el lugar donde los más pequeños viven su particular feria, pero también un espacio irresistible para jóvenes y adultos en busca de emociones fuertes y recuerdos de infancia.

En 2025, la Calle del Infierno funcionará desde el sábado 3 hasta el domingo 11 de mayo, adelantándose al Alumbrao del lunes y cerrando junto al final oficial de la feria. Los precios de las atracciones oscilan entre los 4 y 6 euros, y, como cada año, se habilitará una jornada especial con precios reducidos (habitualmente el lunes o el martes de feria) para facilitar el acceso a todos los públicos. También se suelen incluir medidas de accesibilidad para niños con diversidad funcional, así como atracciones sin sonido en determinados horarios, pensadas para personas con hipersensibilidad sensorial. La Calle del Infierno no es solo un complemento de la Feria de Abril: es un símbolo más de cómo Sevilla sabe combinar tradición con modernidad, ofreciendo espacios para el disfrute de toda la familia. Una feria dentro de la feria que ningún visitante debe perderse.

Gastronomía y precios

En la Feria de Abril se come y se bebe a todas horas. La gastronomía no solo acompaña la fiesta, sino que es una de sus principales protagonistas. Las casetas, auténticas casas efímeras decoradas con mimo, funcionan como pequeños restaurantes que ofrecen desde tapeo tradicional hasta platos más elaborados, todo dentro de un ambiente alegre, familiar y muy andaluz. Entre los imprescindibles, el jamón ibérico cortado a cuchillo es casi un ritual de bienvenida. Su precio ronda los 16–18 euros el plato, pero su sabor compensa cada céntimo. Le acompaña muchas veces el queso curado, especialmente de oveja o mezcla, por unos 12 euros, ideal para compartir entre amigos con una copa de fino o manzanilla. Los montaditos (unos 3,50 euros cada uno) son otra opción versátil y rápida: de lomo, pringá, tortilla, chorizo o sobrasada con queso, son perfectos para seguir bailando sin parar demasiado. Para los más tradicionales, no puede faltar el consomé, sobre todo en las madrugadas o primeras horas del día, cuando apetece algo caliente y reconfortante tras una larga noche de sevillanas.

Las frituras andaluzas también ocupan un lugar de honor: cazón en adobo, calamares, puntillitas, bacalao frito o gambas rebozadas, servidas en generosas raciones entre 12 y 18 euros, con el inconfundible toque de limón y aceite de oliva virgen. No hay feria sin algo frito. Y para beber, el verdadero rey del Real es el rebujito: una mezcla fresca y chispeante de manzanilla (o fino) y refresco de lima-limón con mucho hielo, ideal para sobrellevar el calor y el ritmo incesante de la fiesta. Se sirve en jarras de litro, por unos 13 euros, y es habitual compartirlo entre varios, bebiéndolo de pequeños vasos de plástico. Para los más golosos, el final de fiesta pasa por una visita obligada a los dulces. En las propias casetas o en los puestos de la Calle del Infierno encontrarás delicias como churros con chocolate (especialmente de madrugada), mini pastelitos surtidos de yema, nata, trufa o cabello de ángel por 14 a 16 euros la bandeja, y todo tipo de golosinas artesanas. La comida en la feria no es solo alimento: es parte del espectáculo, un acto social y un motivo de reunión. Ya sea de pie en la barra, sentados en una mesa de caseta o incluso en la calle con amigos, cada bocado sabe a feria, a primavera y a Sevilla.

Otros planes ineludibles

Más allá de las casetas, la música y la gastronomía, la Feria de Abril ofrece múltiples experiencias que completan esta celebración única y la convierten en un plan perfecto para todos los gustos. Aquí te contamos algunos planes imprescindibles que no puedes dejar pasar si visitas el Real:

  • Paseo a caballo o en coche de caballos: Uno de los espectáculos más elegantes y tradicionales de la feria es el desfile diario de jinetes y amazonas que recorren el Real entre las 12:00 y las 20:00 h. Ataviados con trajes de corto y vestidos de flamenca, montan caballos cuidadosamente enjaezados o viajan en coches de caballos clásicos decorados con flores. Es posible contratar un paseo, lo que permite disfrutar de una vista privilegiada del ambiente ferial con estilo y autenticidad. Este ritual ecuestre forma parte del alma misma de la feria y es especialmente recomendable durante el mediodía.
  • Fuegos artificiales: El broche de oro llega la noche del domingo 11 de mayo a las 23:59 h, cuando el cielo de Sevilla se ilumina con un gran espectáculo de fuegos artificiales. El lugar más emblemático para presenciarlos es a orillas del río Guadalquivir, donde cientos de personas se reúnen para decir adiós a la feria entre luces, reflejos y emoción. Este espectáculo marca el final de la semana grande sevillana y deja un recuerdo imborrable en la retina de quienes lo viven.
  • Paseos en barco por el Guadalquivir: Para quienes desean un respiro del bullicio del Real, los paseos en barco por el río son una opción mágica y relajante. Permiten contemplar Sevilla desde otra perspectiva, especialmente al atardecer o por la noche, cuando los puentes, monumentos y la ciudad entera brillan iluminados con un aire festivo inigualable. Algunas rutas incluyen incluso ambientación musical o copa a bordo, lo que las convierte en una escapada romántica o un plan distinto para compartir con amigos o familia.

Ya sea a pie, a caballo, en coche, por el río o bajo los fuegos del cielo, la Feria de Abril es mucho más que un recinto ferial: es una experiencia envolvente que se vive con los cinco sentidos.

La Feria de Abril de Sevilla no es solo una fiesta: es una manifestación cultural viva, una celebración que trasciende el folclore para convertirse en una experiencia completa donde tradición, hospitalidad y alegría se entrelazan de forma única. En ningún otro lugar se vive la primavera con tanta intensidad y encanto como en el Real de la Feria, donde cada caseta, cada traje de flamenca, cada paso de baile y cada copa levantada son una declaración de amor a la vida y a las raíces andaluzas. Durante una semana, Sevilla se convierte en un escenario vibrante en el que todo el mundo sean locales o visitantes se siente parte de una gran familia festiva. No hace falta haber nacido en Sevilla para sentirse sevillano en la Feria: basta con dejarse llevar por el ambiente, abrirse al disfrute y vivir el momento. Si aún no conoces esta joya del calendario festivo español, 2025 es el año perfecto para dejarte seducir por el duende de Sevilla, por su música, su gastronomía, su arte y su carácter acogedor. Y si ya has tenido la suerte de vivirla, sabes que siempre hay una buena razón para volver: cada edición es única, cada noche trae nuevas historias, y cada visita deja huella. Además, con Movelia, llegar a la Feria de Abril de Sevilla nunca ha sido tan fácil. A través de la web puedes reservar tu viaje en autobús a Sevilla de forma cómoda, económica y segura. Así que prepara tu traje de lunares o tu mejor sonrisa, reserva tu billete y déjate llevar por la magia de la Feria de Abril 2025. ¡Nos vemos en el Real!